05 mayo 2012


- ¿En serio te vas?
Ella lo miraba desde la calle, elevando el rostro pálido hacia su voz, como un girasol se gira hacia el sol. Sus ojos decían que sí. Su sonrisa decía que sí. Incluso sus pies parecían impacientes por iniciar un paseo más allá de los límites del horizonte. 
- ¿Vendrías conmigo?
Él la miró desde arriba, desde aquella ventana que tantas veces había hecho de pantalla de cine para que el sol se proyectara en su descenso a las profundidades. Sus ojos decían sí. Su cuerpo decía sí. Sus pies querían seguir sus pequeñas pisadas. Pero su cerebro decía que no. 
Sus ojos titubearon al mirar los suyos, tan grandes y deseosos de mundo.
- Eres demasiado fiel a la lógica, Eneas.
Sus labios se dirigieron por última vez al chico y una sonrisa quedó suspendida en el aire que los separaba mientras ella le daba la espalda y se dirigía allá donde su brújula rota la guiaba.

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