29 julio 2013

Che


Imagínalo.
Ahí, mirando directamente a los ojos de una muerte disfrazada con traje verde y boina ladeada. Con sus manos temblorosas agarrando débilmente el rifle que intentaba mirarme a la cara, con una expresión que predecía lo que parecía un desmayo inminente.
Pero, si digo la verdad, en ese momento el pobre muchacho me dio pena. Tuve que decirle: “¡Muchacho, más firmeza en esas manos! Si vas a matar a un hombre con lo que tú crees que es justicia, tendrás que convertirte en uno. Y si vas a acabar con la vida de un hombre sin más seguridad que la orden de un superior, al menos compórtate como el animal irracional que te han inculcado ser. No tiembles, no dudes. Deja que la convicción de los que están en contra de la libertad apriete el gatillo, y haz que sus certezas me atraviesen”.
Nunca supe de dónde saqué aquellas palabras, ni de dónde salía la confianza que las empujó fuera de mi boca, pero parecieron integrarse muy bien en sus oídos, pues no pasó más de un suspiro hasta que su dedo acarició el gatillo.
Y así acabó la revolución.

(A manos de un animal con alma).




(Siento haber estado perdida tanto tiempo, mis personajes épicos, 
pero siempre encuentro el camino de vuelta).

1 comentario:

  1. Desde luego qué valor, y que seguridad salida de la nada en un momento así. Me gusta la última frase, aunque en realidad creo que las personas somos animales (racionales) y las personas tenemos alma (la gran mayoría al menos, el resto otra cosa es que no quieran mostrarla), por lo que todos los animales tenemos alma. Unos más oculta que otros, pero existe. Y es cierto eso de "Si vas a matar a un hombre con lo que tú crees que es justicia, tendrás que convertirte en uno", muy cierto. Si luchas por algo, muestra que eres tú el que lucha por ello, no que eres una simple marioneta en manos de otros ideales.
    Otro besito grande grande M ^^

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