Imagínalo.
Ahí, mirando
directamente a los ojos de una muerte disfrazada con traje verde y boina ladeada. Con sus manos temblorosas agarrando débilmente el
rifle que intentaba mirarme a la cara, con una expresión que
predecía lo que parecía un desmayo inminente.
Pero, si digo la verdad,
en ese momento el pobre muchacho me dio pena. Tuve que decirle:
“¡Muchacho, más firmeza en esas manos! Si vas a matar a un hombre
con lo que tú crees que es justicia, tendrás que convertirte en
uno. Y si vas a acabar con la vida de un hombre sin más seguridad
que la orden de un superior, al menos compórtate como el animal
irracional que te han inculcado ser. No tiembles, no dudes. Deja que
la convicción de los que están en contra de la libertad apriete el
gatillo, y haz que sus certezas me atraviesen”.
Nunca supe de dónde
saqué aquellas palabras, ni de dónde salía la confianza que las
empujó fuera de mi boca, pero parecieron integrarse muy bien en sus
oídos, pues no pasó más de un suspiro hasta que su dedo acarició
el gatillo.
Y así acabó la
revolución.
(A manos de un animal
con alma).
(Siento haber estado perdida tanto tiempo, mis personajes épicos,
pero siempre encuentro el camino de vuelta).
Desde luego qué valor, y que seguridad salida de la nada en un momento así. Me gusta la última frase, aunque en realidad creo que las personas somos animales (racionales) y las personas tenemos alma (la gran mayoría al menos, el resto otra cosa es que no quieran mostrarla), por lo que todos los animales tenemos alma. Unos más oculta que otros, pero existe. Y es cierto eso de "Si vas a matar a un hombre con lo que tú crees que es justicia, tendrás que convertirte en uno", muy cierto. Si luchas por algo, muestra que eres tú el que lucha por ello, no que eres una simple marioneta en manos de otros ideales.
ResponderEliminarOtro besito grande grande M ^^