15 julio 2012

Avances.

Sol. El sol lo bañaba todo. Acariciaba las piedras y tostaba la arena. Trataba de alcanzar todo lo que podía ver desde su posición privilegiada. Todo menos su cuerpo. Se escondía bajo una capa de tela. Y miraba el mar. Tan azul, tan extenso, tan enigmático. Una pequeña brisa de aire escapó de entre sus dientes, como la que en ese momento pasó entre los mechones oscuros que se escapaban de su improvisada coleta que el viento se empeñaba en deshacer. El mismo que le traía risas que surgían tras las rocas que le tapaban el horizonte. Entrecerró los ojos. Era hora de avanzar. Se despojó de la ropa y salió de aquella cueva de sombría seguridad. Notó como el ardiente tacto del astro se unía a la palidez de su piel. Y como éste sonreía.
Un verano de cambios se instaló en su interior.

3 comentarios:

  1. Los cambios siempre son buenos, y siempre se debe avanzar, no retroceder.
    Brillante la descripción y la narración.
    Besitos, Andrea :)

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    1. Muchas muchas gracias, viniendo de ti es todo un honor que me digas esto.
      Muchos besitos.

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